Los ciudades gastan esta semana en fiestas lo que el Estado en bibliotecas

"¿Queréis verbenas?" Así comienza un chiste muy popular que ilustraba las dificultades de un alcalde de una pequeña población para ofrecer el tradicional baile a sus indignados vecinos. En la chanza, el alcalde termina remangándose la camisa para mostrar a los manifestantes esas venas que tanto deseaban ver y sortear así el gasto de programar una fiesta.

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