Je suis Charlie


Sostenía Stéphane Charbonnier, el director de Charlie Hebdo, que había que "criticar el islam hasta lograr banalizarlo. Como ha ocurrido con el catolicismo". Charb, con su cara de adolescente, llevaba cinco años dirigiendo las reuniones de redacción a las que acudían genios del cómic como Cabu, Wollinski o Tignous.  Charb había realizado en septiembre de 2012 una declaración premoniciosa al afirmar que "prefería morir de pie a vivir de rodillas".  Pese a estar amenazado de muerte y llevar escolta a todas partes desde hacía tres años.
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Portada de Charlie Hebdo dedicada a Benzema.
 Cabu, que iba a cumplir 77 años el próximo martes, llevaba 61 años dibujando. De sus manos nacieron, entre otros, el héroe naif Le Grand Duduche y el machista Mon Boeauf. Después alternó sus viñetas con las portadas de sus admirados discos de jazz. Pero todo cambió para cuando dibujó a Mahoma en aquella portada de 2006...
¡Cuánto insistió Wollinski en hacer aquella portada! Él sí que sabía lo que significaba convivir con otras culturas, religiones y razas.Nacido en Túnez, de madre franco-italiana y padre judío polaco, fue la primavera del 68 la que le inspiró a dibujar.Provocador prolífico que se paseó por las páginas de ActionHara-kiri (germen de Charlie Hebdo)L’HumanitéJournal du DimancheNouvel Observateur Paris Match, Wollinski  fue uno de los fundadores de Charlie Hebdo, además de su redactor jefe hasta que tuvieron que cerrar por problemas financieros en 1981. Luego la retomarían en 1992. Al cascarrabias de George, Chirac le concedió la Legión de Honor cuando ya escribía para el cine y el teatro.




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Portada de Charlie Hebdo dedicada a Ibrahimovic.
Wollinski era el perfecto contrapunto para el duro del grupo, Bernard Verlhac, quien firmaba como Tignous. Pese a ser 10 años mayor que Charb, Bernanrd era el benjamín del grupo porque sólo llevaba cinco como caricaturista y dibujante en prensa. Y era esa energía impetuosa la que le convirtió en un pilar de la revista en los últimos años. Si en Charb destacaba la tenacidad, Cabu representaba el talento, Wollinski personificaba la provocación y Tignous era la acidez. Su humor corrosivo se podía disfrutar a diario en un diario de actualidad. 
El deporte no pudo librarse de sus críticas ácidas y despiadadas.Charlie Hebdo dedicó portadas al fútbol (como nuevo opio del pueblo), a Ibrahimovic y las tasas de los impuestos de lujo, al presidente Benzema, salvador de Francia, y al Tour de Francia y su relación estable con el dopaje.    




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Viñeta de Charlie Hebdo dedicada al Tour de Francia.
Ayer dos terroristas decidieron secar sus rotuladores, esas armas inofensivas a las que tenían pavor políticos y dirigentes. Los asesinos irrumpieron en la reunión de redacción de la revista y descerrajaron con sus AK-47 a diez personas, entre ellas, los cuatro dibujantes. El mundo entero se echó la calle para reivindicar la libertad de expresión que ejercían Charb, Cabu, Wollinski y Tignous desde sus viñetas. Advertía Charb "nuestras plumas jamás han matado a nadie". Descansen en paz.
Un día le preguntaron a Wollinski si le tenía miedo a la muerte y si sabía cómo quería ser enterrado. Él, con su genial sentido de la provocación, respondió al periodista: "Le pediré a mi mujer que tire mis cenizas al retrete para poder verle el culo todos los días”. Provocador hasta el último segundo...